¿Sabías que detrás de la imponente fachada blanca y roja del Palacio Potala en Lhasa se esconden ingredientes tan inusuales como leche, miel y ramas de árbol? 🏯🍯
Este monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, no solo deslumbra por su arquitectura y su historia milenaria: sus muros son una auténtica “receta” de conservación. Para lograr el característico blanco níveo, los artesanos tibetanos mezclaban leche de yak y miel, creando una capa protectora que, además, reflejaba la luz del sol y mantenía fresco el interior.
Por otro lado, las secciones rojas reciben una mezcla de barro, ramas de pino y miscanthus (una hierba local), que ofrecía mayor resistencia a la humedad y al desgaste del clima de altitud. 🌲💪
Este sistema ancestral no solo realzaba el color y la durabilidad de los muros, sino que también aprovechaba recursos naturales disponibles en el Tíbet. Hoy en día, esas mismas técnicas inspiran a restauradores modernos que buscan métodos sostenibles y ecológicos.
La próxima vez que veas una foto del Potala, recuerda que su grandeza no solo está en su diseño monumental, ¡sino en la magia de sus ingredientes! ✨
Reference(s):
cgtn.com




