En el corazón del árido noroeste de Kenia, el campamento de refugiados Kakuma está lleno de nueva energía—¡literalmente! 💡 Gracias a la tecnología solar china, partes del campamento ahora están iluminadas, trayendo luz y esperanza a miles.
Conozcan a Vasco Hamisi, un padre de dos que huyó de la República Democrática del Congo (RDC) en 2010. Al ver el interminable sol ☀️ del condado de Turkana, soñó con aprovecharlo para iluminar las vidas de sus compañeros refugiados. Pero sin financiamiento, su visión parecía inalcanzable.
Todo cambió en 2018 cuando ganó un desafío de subvenciones, asegurando $275,000 para arrancar su proyecto. Con los fondos, Hamisi fundó Okapi Green Energy, comprando paneles solares asequibles y confiables de la empresa china Jinko Solar. Para 2021, había instalado una planta solar de 20 kilovatios, conectando 150 hogares y 50 negocios en el campamento.
\"Descubrí que China ha desarrollado una tecnología increíble para convertir la luz del sol en electricidad,\" compartió Hamisi. 🌞
¿El impacto? Enorme. Solo pregúntenle a Desantos Theophile Byizigiro, un refugiado ruandés que dirige un lugar de entretenimiento local. Antes de la energía solar, dependía de generadores ruidosos y ahumados. ¡Ahora, su negocio es ecológico y más rentable! 🎉 Está ahorrando mucho en costos de energía, reduciendo de $15.50 a solo $3.90 al día.
Hamisi no se detendrá ahí. Está en conversaciones con Xiamen Hithium Energy Storage Technology Co., Ltd para expandir su planta a unos impresionantes 2.4 megavatios. ⚡️
Esto es más que solo electricidad—es una chispa brillante de innovación que muestra cómo la energía renovable y la cooperación global pueden marcar una verdadera diferencia. 🌍💚
Reference(s):
cgtn.com