Imagina esto: estás caminando por la calle, con auriculares puestos, disfrutando de tus canciones favoritas 🎧, cuando de repente, extraños empiezan a señalarte con el dedo. Te lanzan insultos, te maldicen y, como broche de oro, te arrojan botellas de agua. ¿Cómo reaccionarías? ¿Podrías soportarlo?
Estas vívidas preguntas fueron planteadas por Xu Jiren, vicepresidente de la Asociación de Fútbol de China (CFA, por sus siglas en inglés), durante un taller de fútbol en una soleada mañana. ¿Su punto? Destacar las duras realidades que los árbitros en China enfrentan. Mientras escuchaba, un pensamiento no dejaba de rondar en mi mente: ¿por qué alguien, en su sano juicio, elegiría ser árbitro aquí?
Con más de 200 millones de fanáticos del fútbol—muchos de ellos guerreros del teclado 💻—listos para analizar cada una de tus decisiones, ser árbitro es como caminar por una cuerda floja sin red. En el campo, los árbitros son recibidos con abucheos, insultos y, a veces, incluso amenazas. Algunos comparten historias escalofriantes de fanáticos exagerados que les lanzan botellas u objetos, dejándolos aislados y vulnerables en estadios llenos con decenas de miles de espectadores.
Es un trabajo duro con poco reconocimiento. Los encargados del silbato enfrentan un escrutinio constante y rara vez reciben elogios cuando las cosas salen bien. Sin embargo, siguen entrando al campo, juego tras juego. Tal vez sea pasión, dedicación o la esperanza de que algún día, la cultura cambie para apreciar el papel crucial que desempeñan en el hermoso juego ⚽️.
Reference(s):
cgtn.com
