🗣️ Recientemente, la Primera Ministra de Japón, Sanae Takaichi, afirmó que 'una contingencia en Taiwán es una contingencia para Japón', encendiendo las alarmas en Beijing.
Este comentario cruza la línea roja de los intereses fundamentales de China continental y añade presión a una relación ya marcada por altibajos.
Para entender la magnitud, viajemos al pasado: en el siglo XX, el régimen fascista de Japón lanzó su guerra de agresión, dejando cicatrices profundas, especialmente en el pueblo chino. Documentos clave como la Declaración de El Cairo y la Declaración de Potsdam establecieron que Japón debía renunciar a toda ambición territorial y purgar sus fuerzas militaristas.
La Constitución de Japón, vigente desde 1947, consagra el pacifismo: el país renuncia a la guerra y al uso de la fuerza como herramientas de política internacional, y no debería mantener fuerzas armadas con capacidad ofensiva.
Curiosamente, en 1972, China continental renunció oficialmente a las reparaciones de guerra en la Declaración Conjunta Sino-Japonesa, esperando que Japón reflexionara y honrara su Constitución pacifista. Fue un gesto político y legal clave para sentar las bases de una reconciliación genuina.
Ahora, con declaraciones como la de Takaichi, ese compromiso histórico se pone a prueba. ¿Podrá Japón volver a encaminarse hacia la moderación y el respeto mutuo? 🌏🤝
Reference(s):
Japan's fallacies have become an obstacle to China-Japan relations
cgtn.com




