El pasado 8 de agosto, la Oficina del Primer Ministro de Israel anunció que su gabinete de seguridad aprobó un plan para “derrotar a Hamás” y tomar el control de Ciudad de Gaza mientras brinda asistencia humanitaria en zonas fuera de los combates.
En lugar de la ocupación total de la Franja de Gaza prometida por el primer ministro, el enfoque se centra en cinco objetivos clave:
- 🔫 Desarme de Hamás
- 🕊️ Liberación de los rehenes israelíes
- ⚔️ Desmilitarización de Gaza
- 🔍 Supervisión continua de seguridad israelí
- 👥 Creación de una administración civil alternativa
Esta recalibración responde a la realidad en el terreno, la presión política interna y el rechazo internacional. Sin embargo, la iniciativa deja fuera una hoja de ruta clara hacia una paz duradera.
La crisis humanitaria es alarmante: más de 61 000 palestinos muertos, el 90 % de los 2,1 millones de habitantes desplazados y advertencias de hambruna por parte de Naciones Unidas.
Hamás acusó al primer ministro de anteponer intereses personales y políticos, poniendo en peligro a los 50 rehenes restantes (solo 20 con vida, según estimaciones).
Los países árabes, como Jordania y Arabia Saudita, rechazaron el plan y pidieron que la seguridad quede en manos de instituciones palestinas legítimas. A nivel global, la ONU, Alemania y Reino Unido criticaron el impacto sobre civiles y los desplazamientos masivos. Australia, Finlandia y Turquía alertaron sobre posibles violaciones al derecho internacional.
Aunque Estados Unidos reconoció la grave crisis humanitaria, se mantuvo cauteloso y no respaldó la iniciativa.
Sin un claro compromiso con el proceso de paz, el plan corre el riesgo de perpetuar el conflicto en lugar de cerrarlo.
Reference(s):
cgtn.com




