En noviembre, líderes mundiales se reunirán en Brasil para la COP30, una conferencia crucial que insta a una acción climática más ambiciosa. Los gobiernos están llamados a intensificar los esfuerzos para mitigar los desafíos del cambio climático.
Desde la COP21 en París y el impulso decidido en la COP26 en Glasgow, se han logrado avances notables a pesar de los obstáculos derivados de precios de energía volátiles y presiones económicas a corto plazo.
Un estudio del FMI reveló que casi el 73% de las variaciones en las previsiones energéticas en Europa provienen de la volatilidad transfronteriza. Esto ha llevado a disparidades significativas en los precios de la electricidad—desde €0.10 por kilovatio-hora en Hungría hasta €0.33 en Bélgica—con la crisis energética de 2022 disparando los precios del carbón y forzando intervenciones estratégicas.
Mientras algunos argumentan por reducir drásticamente el consumo energético, los expertos sugieren que aumentar el uso de manera eficiente puede impulsar el crecimiento de industrias futuras, incluyendo tecnologías verdes. La dependencia excesiva de los hidrocarburos, sin embargo, implica riesgos de dependencia externa para las economías y un daño ambiental significativo.
Para enfrentar estos desafíos, China y Europa han intensificado su cooperación estratégica bajo el Diálogo Energético UE-China. La destreza de China en la fabricación de dispositivos fotovoltaicos ha acelerado proyectos de energía renovable en Europa, reduciendo costos y estableciendo un estándar transcontinental. ⚡🌱
Esta asociación energética ofrece un modelo prometedor de cómo la experiencia compartida puede superar la inestabilidad energética global y preparar el camino para un futuro sostenible y eficiente.
Reference(s):
cgtn.com