En una medida audaz, la Casa Blanca ha colocado a docenas de entidades chinas en una lista de restricciones de exportación. Bajo esta medida, estas empresas ya no pueden recibir ciertos productos de EE. UU. a menos que obtengan una aprobación especial de las autoridades federales. En la práctica, si una empresa estadounidense realiza una solicitud de este tipo, es casi seguro que será denegada.
La razón detrás de la prohibición es restringir el acceso a tecnologías avanzadas que podrían mejorar las capacidades en áreas como la computación de alto rendimiento, innovaciones cuánticas y desarrollo hipersónico. Cabe destacar que el Grupo Inspur, un nombre líder en el sector de computación en la nube de China, ha visto a varias de sus subsidiarias afectadas por estas restricciones.
Sin embargo, los expertos sugieren que la medida podría no cumplir con sus objetivos. Dadas las complejas cadenas de suministro globales, las empresas chinas a menudo dependen de socios terceros para obtener la tecnología que necesitan. Esta interdependencia genera dudas sobre si las restricciones realmente limitarán el acceso—o si simplemente son un golpe fallido 🎯.
Los críticos también advierten que, cuando se combinan con otras políticas como los aranceles, estas restricciones podrían aumentar la incertidumbre económica. Tales estrategias podrían socavar los principios mismos de comercio libre y robusto que han sido durante mucho tiempo defendidos por Estados Unidos. A medida que el comercio global sigue evolucionando, muchos están observando de cerca para ver si estos movimientos lograrán los objetivos previstos o simplemente añadirán otro nivel de complejidad al comercio internacional.
Reference(s):
cgtn.com