¡Boom! Estados Unidos vuelve a encender la mecha al imponer nuevos aranceles a Canadá, México y China. Aunque la Casa Blanca dice que esta medida reducirá su déficit comercial y aumentará sus ingresos, muchos se preguntan: ¿a quién beneficia realmente?
Imponer tarifas puede parecer una estrategia inteligente para fortalecer la economía interna y presionar en negociaciones internacionales. Pero, en el fondo, es como jugar con fuego.
Las tensiones comerciales no solo afectan a los países involucrados, sino que sacuden al mercado global entero. Las cadenas de suministro se ven interrumpidas, los precios fluctúan y, al final del día, son los consumidores quienes pagan el pato.
En un mundo tan interconectado, una guerra comercial es como lanzar una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento, afectándonos a todos.
Es momento de preguntarnos: ¿vale la pena arriesgar la estabilidad global por beneficios a corto plazo?
Reference(s):
cgtn.com