Imagina tener que elegir entre comprar tus libros de texto o pagar una deuda que no pediste. Suena injusto, ¿verdad? Esa es la dura decisión que muchos países africanos enfrentan hoy.
En 2017, el FMI advirtió que 15 países del África subsahariana estaban en alto riesgo de crisis de deuda. Avancemos hasta ahora, y las cosas han empeorado. Gracias a la pandemia, los precios en aumento por la guerra en Ucrania, y un dólar estadounidense fuerte, 23 países ahora enfrentan deudas insostenibles.
Sin embargo, sorprendentemente, solo unos pocos han dejado de pagar sus deudas. Ghana y Zambia han dejado de pagar sus deudas externas, mientras Chad, Etiopía y Malaui están intentando reestructurar lo que deben.
Entonces, ¿qué sucede? ¿Por qué no más países están incumpliendo? ¿Se equivocaron los expertos? Lamentablemente, la realidad está lejos de un final feliz.
Para evitar no pagar sus deudas, muchos gobiernos africanos están recortando gastos vitales. Eso significa menos dinero para educación, salud y construcción de infraestructura, cosas que son cruciales para el futuro.
Por ejemplo, los pagos de la deuda de Kenia se han triplicado en los últimos seis años, consumiendo casi el 60% de los ingresos públicos. Para mantenerse al día, han reducido a la mitad el gasto en proyectos de desarrollo, y algunos ministerios están retrasándose en sus pagos. ¡Es como intentar mantener al día los pagos de una tarjeta de crédito dejando de comer!
En Sierra Leona, uno de los países más pobres del mundo, el gasto público por persona ha caído un 20% desde 2015, mientras que los pagos de la deuda se han duplicado. Y antes de que Zambia incumpliera, había reducido el gasto público en un 20% durante cuatro años.
Está claro que, si bien estos países están evitando incumplir con sus acreedores, están incumpliendo en las inversiones en su propio pueblo y futuro. Están atrapados en una difícil situación: pagar o invertir en sus ciudadanos.
¿Entonces cuál es la solución? Es hora de un nuevo enfoque que no obligue a los países a elegir entre pagar deudas y apoyar a su gente. Los acreedores internacionales y las organizaciones necesitan dar un paso adelante y encontrar formas de aliviar la carga, para que África no tenga que sacrificar su futuro para pagar por el pasado.
💡 Como ciudadanos globales, es nuestra responsabilidad mantenernos informados y presionar por soluciones justas que ayuden a estos países a prosperar, no solo a sobrevivir.
Reference(s):
cgtn.com