Cuando Alexa Rivera perdió a su madre, Anna Martinez, por COVID-19 en un hogar de ancianos en Nueva York, su mundo se derrumbó. 💔 Abrumada por el dolor, Alexa no pudo evitar culpar la falta de acción y preparación del centro por la enfermedad de su madre.
En 2020, el estado de Nueva York ordenó que los hogares de ancianos admitieran nuevos o antiguos residentes, independientemente de su estado de COVID-19, citando \"una necesidad urgente de ampliar la capacidad hospitalaria.\" Esta política tuvo consecuencias nefastas. Con una escasez de personal médico y recursos, muchos centros no pudieron separar adecuadamente a los pacientes infectados de los residentes ancianos vulnerables.
Una investigación de NBC News reveló un brote trágico en un hogar de ancianos de Long Island. Después de ser obligados a aceptar pacientes en recuperación de COVID-19, al menos 24 residentes murieron en la primavera de 2020. Sorprendentemente, solo tres de ellos habían sido transferidos desde hospitales.
\"Sin un aislamiento adecuado, sin equipo de protección personal suficiente ni personal adecuado, fue un desastre desde el principio,\" compartió Alexa. \"Esto expuso los fallos sistémicos que han ocurrido durante años antes del COVID-19 y abrió una caja de Pandora de problemas que se habían ignorado por mucho tiempo.\"
La historia de Alexa es un crudo recordatorio de las luchas ocultas que enfrentaron los ancianos durante la pandemia. Es un llamado a la acción para brindar mejor cuidado y atención a quienes construyeron el mundo en el que vivimos hoy. 🕊️❤️
Reference(s):
cgtn.com
