Todo comenzó cuando decidí asistir a una conferencia de prensa organizada por el gobierno regional de Lombardía en Milán. Poco sabía que ese día común se convertiría en una aventura de autoaislamiento de dos semanas.
Dos días después del evento, recibimos noticias de que uno de los asistentes había dado positivo por COVID-19 😱. De repente, la realidad de la pandemia me golpeó más fuerte que nunca.
Incluso el gobernador de Lombardía, Attilio Fontana, quien estuvo en la misma reunión, decidió aislarse por \"preocupación por sus colegas.\" Ahí fue cuando me di cuenta de que era serio, y decidí tomar medidas responsables.
Al principio, la idea de quedarme en casa por dos semanas completas sonaba como un sueño hecho realidad 🙌. Sin alarmas tempranas, sin traslados, solo yo y mis cómodos pijamas. Pero a medida que pasaban los días, el aislamiento empezó a sentirse real.
Estar desconectado de los amigos y del mundo exterior es difícil. Los maratones de Netflix y las videollamadas solo llegan hasta cierto punto. Extrañaba cosas simples como tomar un café con amigos ☕️ o pasear por las calles de la ciudad.
Pero también me di cuenta de la importancia del autoaislamiento. Al quedarme en casa, estoy ayudando a detener la propagación y a proteger a quienes me rodean. Es un pequeño sacrificio por un bien mayor 💪.
Esta experiencia me ha enseñado mucho sobre la resiliencia y el poder de la comunidad, incluso cuando estamos separados. Estamos todos juntos en esto, y cada acción cuenta.
Reference(s):
cgtn.com
