😢 En el corazón de Basora, en el sur de Irak, vive Bushra, una madre que ha enfrentado más dolor del que le corresponde. \"Uno está así. Otro está igual. Estoy al borde de la desesperación,\" dice, con la voz cargada de angustia por sus hijos enfermos.
En 2003, durante la guerra de Irak, se utilizaron grandes cantidades de municiones de uranio empobrecido (UE) contra vehículos blindados iraquíes. Clasificado como un carcinógeno del Grupo I por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, los restos radiactivos persistentes del UE se cree que están causando graves problemas de salud entre los locales hoy en día.
La historia de Bushra es un testimonio doloroso de esta crisis oculta. Su hijo mayor falleció trágicamente a los 7 años. Una de sus hijas padece daño cerebral congénito. Bushra cree que el envenenamiento por UE es la causa del sufrimiento de su familia.
Gastó todos sus ahorros en tratamientos, buscando desesperadamente una cura. Pero, eventualmente, un médico le dijo que era una pérdida de dinero. 💔 \"He aprendido que nada es más doloroso que perder la esperanza,\" confiesa Bushra. Ver a sus hijos sufrir, sabiendo que no puede ayudarlos, es una carga que ningún padre debería soportar.
Mientras el mundo avanza, historias como la de Bushra nos recuerdan las sombras persistentes de conflictos pasados. Es un claro recordatorio de que las consecuencias de la guerra resuenan mucho después de que se dispara el último tiro. 🌍✨
Reference(s):
cgtn.com
