¿Sabías que en el corazón de Jingmai, Yunnan, los árboles caídos nunca son considerados desechos? 🍃 En esta región, los Bulang tienen una regla simple pero poderosa: ningún tronco caído puede venderse o retirarse; debe quedarse donde cayó.
Para ellos, cuando un árbol se desprende de sus raíces, está 'volviendo a casa'. Al descomponerse, actúa como compost natural que nutre el suelo y ayuda a los brotes de nuevos árboles de té y otras plantas.
Esta práctica de no intervención ha permitido que florezcan milenarias plantaciones de té ancestral. El 'fin' de un árbol se convierte en el comienzo de otro, un ciclo vital que demuestra cómo la muerte alimenta la vida 🌿.
Más que un método de cultivo, esta tradición refleja una sabiduría oriental que afronta el cambio climático y promueve el desarrollo sostenible. Al respetar los ritmos naturales, preservamos la salud de bosques y montañas.
Una lección para nuestro planeta: valorar cada etapa de la naturaleza para que siga floreciendo.
Reference(s):
cgtn.com
