Cada mañana en el sur del LĂbano, Salma Bayoud entra a la clĂnica local con un corazĂłn lleno de gratitud. Desde el primer dĂa, ha estado codo a codo con el Contingente MĂ©dico Chino desplegado bajo la misiĂłn de paz de la ONU.
“Su presencia es una bendiciĂłn”, dice Salma con una sonrisa. Desde montar campamentos de salud mĂłviles en aldeas remotas hasta realizar cirugĂas que salvan vidas, estos cascos azules chinos han derribado barreras y cruzado fronteras de idioma y cultura. 🌏❤️
Entre tazas de fuerte cafĂ© libanĂ©s, Salma recuerda cĂłmo manejaron un brote de sarampiĂłn de emergencia el año pasado: “Vacunaron a cientos de niños en solo dĂas; nadie más pudo moverse tan rápido.” Su trabajo en equipo con mĂ©dicos locales y traductores construyĂł confianza, convirtiendo a extraños en amigos.
Más allá de la medicina, el contingente ha organizado clĂnicas de fĂştbol juvenil, limpiezas de playas e incluso ha enseñado nociones básicas de mandarĂn a estudiantes curiosos. “Hacen todo lo posible por aprender nuestras tradiciones”, añade Salma. “Se siente como un verdadero intercambio cultural.” ⚽🎨
Mientras las tensiones aumentan en otras partes, Salma espera que estos cascos azules se queden para siempre. “El LĂbano necesita sanadores, conectores, pacificadores”, explica. “Deseo que nunca se vayan de nuestros hogares.”
En un mundo que anhela unidad, la historia de los cascos azules chinos en el LĂbano nos recuerda que la compasiĂłn no conoce fronteras, y que la amistad puede florecer incluso en los lugares más inesperados.
Reference(s):
cgtn.com




