En medio de la vasta y deshabitada extensión de Hoh Xil, situada en el majestuoso altiplano de Qinghai-Xizang en el noroeste de China, un grupo de héroes silenciosos libra una batalla diaria para proteger a una de las especies más emblemáticas y en peligro de extinción: el antílope tibetano.
Cada mayo, las interminables praderas de Hoh Xil se llenan de vida con la migración anual de estos antílopes, quienes enfrentan obstáculos que podrían ser sacados de una peli de acción. Desde cruzar carreteras llenas de tráfico hasta enfrentar ríos crecidos por las lluvias, es todo un desafío. Pero no están solos.
Ahí es donde entra De Ga, un guardabosques de la estación de protección Wudaoliang. Durante la última década, ha patrullado estas tierras salvajes, asegurando que estos animales puedan pasar seguros. ¡Y vaya que es un trabajo duro! Imagina cargar 60 kilos en tu espalda a 4,800 metros de altura. \"Es como tener un elefante sentado en tus hombros\", bromea.
Las lluvias intensas no son sus únicos enemigos. Los guardabosques, a menudo caminando con el agua hasta el pecho en aguas heladas, vigilan los cruces, listos para ayudar a cualquier cría que lo necesite. Su dieta no es exactamente gourmet: sobreviven con fideos instantáneos. Pero su compromiso es inquebrantable.
A pesar de las dificultades, estos guardianes de la armonía siguen adelante, impulsados por una profunda dedicación a proteger la vida. Son el ejemplo perfecto de cómo pequeñas acciones pueden tener un gran impacto. 🌿✨
Reference(s):
cgtn.com
