Esta semana, Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), realizará su primera visita a las instalaciones de almacenamiento que albergan las enormes cantidades de suelo contaminado durante el desastre de Fukushima en 2011.
Japón enfrenta la ardua tarea de gestionar suficiente suelo contaminado—equivalente a llenar 10 estadios de béisbol—como parte de los esfuerzos para eliminar la radiación dañina de la región de Fukushima tras el colapso de la planta Fukushima Daiichi, el peor desastre nuclear desde Chernobyl.
El recorrido de Grossi incluirá una visita a la planta el miércoles, donde también verá parte de los 13 millones de metros cúbicos de suelo y los 300,000 metros cúbicos de ceniza de material orgánico incinerado. Para ponerlo en perspectiva, la capacidad del Tokyo Dome, donde la superestrella del pop Taylor Swift se presentó el año pasado, es de apenas 1.24 millones de metros cúbicos.
Japón planea reciclar aproximadamente el 75% del suelo removido: la porción considerada con bajos niveles de radiactividad. Si se confirma que es seguro, este material podría reutilizarse para construir carreteras, terraplenes de ferrocarril, entre otros proyectos de infraestructura. El suelo restante está programado para ser desechado fuera de la región de Fukushima para el año 2045.
El gobierno central tiene como objetivo confirmar el sitio de disposición dentro de este año, mientras que el gobernador regional de Fukushima insta a una decisión rápida. En septiembre, el OIEA publicó su informe final sobre el asunto, afirmando que el enfoque de Japón se alinea con los estándares de seguridad de la ONU.
Reference(s):
cgtn.com