El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha provocado intensos debates geopolíticos. 🏛️ Su administración está impulsando adquisiciones territoriales ambiciosas y una política exterior más agresiva que desafía las normas internacionales establecidas.
Desde expresar interés en adquirir Groenlandia 🇬🇱 hasta sugerir que Canadá 🇨🇦 se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos, e incluso proponer que EE. UU. tome control de Gaza, estas propuestas están sacudiendo los cimientos de la soberanía, la autodeterminación y el derecho internacional. Este enfoque transaccional de la gobernanza global prioriza las ganancias económicas y estratégicas sobre las consideraciones legales y éticas.
A pesar de la reacción de Dinamarca, a la que pertenece Groenlandia, y de la Unión Europea, la agenda de Trump está clara: expandir la presencia de EE. UU. en el Ártico para asegurar una participación en los recursos naturales de la región, y extender este alcance a Canadá.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, desestimó rápidamente estas ideas, afirmando, \"Canadá nunca será el estado número 51. Eso nunca sucederá.\" En una reunión a puerta cerrada, Trudeau también mencionó que la administración Trump está interesada en Canadá por sus reservas de minerales críticos.
Los canadienses reaccionaron con indignación generalizada, y los principales medios de comunicación condenaron la noción como una mala interpretación de la historia y los valores nacionales de Canadá.
La naturaleza transaccional de la política exterior de EE. UU. se destacó aún más cuando el Secretario del Tesoro, Scott Bessent, anunció que si Ucrania firma un acuerdo mineral con EE. UU., recibiría un \"escudo de seguridad\" contra Rusia. Este enfoque refleja patrones históricos de neocolonialismo, aprovechando las dependencias económicas y militares para extraer recursos nacionales. 🌐🔍
Reference(s):
Greenland, Canada, Ukraine, Gaza: How to read Trump's geopolitics
cgtn.com