Cuando estalló el brote de COVID-19 en el Reino Unido, todo cambió de la noche a la mañana. Las universidades cerraron sus puertas, las calles se vaciaron y los vuelos se cancelaban a diestra y siniestra. En medio del caos, Zhang Mengqi, una estudiante china que estudiaba en Swansea, decidió que era hora de regresar a casa.
Con su maleta lista y una mascarilla bien ajustada , Zhang emprendió su viaje. Los aeropuertos estaban llenos de viajeros intentando regresar a casa, pero a pesar de la prisa, todos cooperaban con el personal. \"Fue increíble ver cómo las personas se unieron durante un momento tan estresante,\" recordó.
Pasar por la aduana fue un proceso fluido. El personal del aeropuerto fue eficiente y cortés, guiando a los pasajeros a través de los controles de salud necesarios. \"Se aseguraron de que nos sintiéramos seguros e informados en cada paso del camino,\" mencionó Zhang.
Al llegar a China, Zhang fue trasladada a un hotel de cuarentena designado en su ciudad natal. \"Al principio se sentía extraño, pero saber que estaba ayudando a mantener a mi comunidad segura valió la pena,\" dijo.
Ahora, Zhang todavía está en autoaislamiento, manteniéndose conectada con amigos y familiares en línea. \"No es fácil, pero todos estamos juntos en esto,\" sonríe. \"¡No puedo esperar para explorar el mundo de nuevo una vez que esto termine!\"
El viaje de Zhang es un testimonio de la resistencia y unidad de las personas durante tiempos difíciles. Su historia nos recuerda que, incluso cuando el mundo parece estar patas arriba, la cooperación y la esperanza pueden guiarnos a casa.
Reference(s):
cgtn.com