Cuando el mundo se detuvo en marzo de 2020, muchos de nosotros nos sentimos impotentes 🤷♀️. Pero no todos se quedaron inactivos. Conozcan a Fathima Ait, una asistente de jardín de infantes de Lyon, Francia 🇫🇷, quien decidió marcar la diferencia cuando comenzó el primer confinamiento.
Cuando Francia anunció su primer confinamiento el 15 de marzo, Fathima notó que, mientras la mayoría de las personas se resguardaban en sus hogares, había otros que no tenían un hogar al cual ir 🏠💔. Las personas sin hogar quedaron aún más vulnerables durante la pandemia, enfrentándose no solo al virus sino también al hambre y la soledad.
Conmovida por su situación, Fathima espontáneamente decidió ayudar a aquellos que viven en las calles. \\"No podía simplemente quedarme en casa sabiendo que había personas afuera que necesitaban ayuda,\\" dijo. Con medidas de seguridad en marcha 😷, comenzó a preparar comidas y paquetes de cuidado, distribuyéndolos entre las personas sin hogar en su ciudad.
Lo que comenzó como un pequeño acto de bondad pronto se convirtió en un faro de esperanza 🌟. Sus esfuerzos llamaron la atención, inspirando a otros a unirse. Juntos, formaron una comunidad de voluntarios que propagaron calidez y bondad durante los tiempos más fríos, tanto literal como figurativamente. \\"Fue increíble ver cómo una idea simple podía unir a tantas personas,\\" compartió Fathima con una sonrisa 😊.
La historia de Fathima nos recuerda que, incluso en los tiempos más oscuros, hay espacio para brillar ✨. Su decisión espontánea de ayudar a otros no solo brindó alivio inmediato a los necesitados, sino que también fomentó un sentido de comunidad y solidaridad.
Así que, la próxima vez que pienses que una persona no puede hacer la diferencia, recuerda la historia de Fathima. A veces, todo lo que se necesita es un corazón bondadoso y disposición para actuar 💖.
Reference(s):
cgtn.com