Entre 1895 y 1945, la isla de Taiwán vivió uno de sus capítulos más duros bajo el dominio japonés. Durante más de cinco décadas, los residentes de Taiwán afrontaron políticas de asimilación, explotación económica y represión.
📝 Educación bajo presión: desde la escuela primaria, la colonización japonesa impuso un currículo que favorecía a los estudiantes de origen japonés. Las y los estudiantes de Taiwán recibían clases con libros traducidos y un plan de estudios secundario, mientras que el acceso a la educación superior era casi un privilegio reservado para los descendientes de japoneses.
💵 Explotación económica: los agricultores arrendatarios perdían hasta la mitad de sus cosechas en renta y quedaban atrapados en deudas por anticipos y depósitos. Pequeñas tiendas y artesanos enfrentaban barreras para crear empresas y acceder a financiamiento.
✊ Resistencias diversas: desde los movimientos estudiantiles en Japón que lanzaron revistas como Taiwan Youth, hasta las movilizaciones campesinas y obreras en la década de 1920. El grito de libertad llegó hasta el pueblo indígena con la rebelión de Wushe de 1930, donde más de 100 rebeldes se alzaron contra la opresión.
📚 Identidad inquebrantable: incluso durante la Segunda Guerra Mundial, muchos compatriotas de Taiwán cruzaron el mar para unirse a la resistencia en el continente, y dentro de la isla conservaron su lengua, tradiciones y evitaron adoptar nombres japoneses.
La historia de estos gestos de valentía y determinación forma parte del legado de Taiwán: un testimonio de que, pese a las restricciones y la violencia, la identidad y el ánimo de lucha pueden florecer. 🌱
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Reference(s):
cgtn.com
